Viajando desde Santiago hacia el oeste terminé por estar un día adelantado de mi casa. Con un día de mas y el reloj aun marcando las horas de Chile, pasé los cuatro días de mi estancia en Auckland notando el paso del tiempo, pintando contra reloj, no apurado pero pendiente de los minutos, las horas y los días. Hice tres pinturas. Los murales efímeros que hice convocaron para su realización este tiempo elástico de reclusión propio de la pintura, horas donde suceden momentos decisivos que son indistinguible de los momentos muertos. En estos días de jetlag apareció la disparidad de modos y velocidad del tipo de pintura que desarrollo en mi taller. El muro en Auckland Art Gallery fue un terreno de negociación entre ideas disímiles, donde intenté que convivieran muchas pinturas en un solo lugar. Como en toda negociación ésta acaba en la abdicación de las ideas puras y definitivas para llegar a arreglos decepcionantes y momentáneos. Así tuerzo las líneas, las formas, los colores y las historias hasta que se aguanten los unos a los otros. Es así como también creo que se construyen nuestras ciudades, para ser destruidas una y otra vez.
Travelling from Santiago towards the west I ended up a day ahead from home. With an extra day and the clock still on Chilean time, I spent my four days in Auckland noticing the passage of time, painting against the clock, not in a rush, but aware of the minutes, hours and days. I made three paintings. The ephemeral murals that I made summon an elastic time of reclusion – a characteristic of painting – hours where the most decisive moments happen and that are indistinguishable from moments where not much happens. During these days of jetlag, modes and speeds of disparity appear just as in the paintings I make in my studio. The wall I painted in Auckland Art Gallery is what I would call an area of negotiation between dissimilar ideas, where I tried for many paintings to coexist in a single place. As in any negotiation, it ends with an abdication of pure and definitive ideas only to achieve disappointing and momentary arrangements. And so, I bend the lines, shapes, colors and stories until they hold each other together in place. I believe this is also the way our cities our built, to only then be destroyed.